LA MÚSICA EN MI VIDA


LA MÚSICA EN MI VIDA

 

Desde pequeño mi familia me ha intentado inculcar los valores de la música. Ninguno de ellos ha salido músico, pero a todos nos ha gustado escuchar música siempre. Cuando mi madre nos llevaba al colegio, nos ponía canciones para aprender la tabla de multiplicar, al final se nos hacía más fácil porque teníamos mi hermana y yo facilidad en aprendernos las canciones. Conforme fui creciendo me fui interesando en el canto, pero no llegue a ejercerlo. Un día me llamaron para hacer las pruebas en la escolanía del colegio, me cogieron y me dijeron que me apuntara, pero no me daba la vida para compaginar el canto con los deportes que hacía en ese momento.

 

También había cosas de la música que no me gustaban, como tocar la flauta en clase. Me ponía muy nervioso, me sudaban las manos y no podía tocarla. Pero al final sabia sabía solucionar la situación.

 

En mi familia, nuestro gusto musical es bastante variado. A mi padre le gusta mucho la música antigua y aristas como Sabina, Frank Sinatra. Mi madre por otro lado le llama más la atención cantante andaluces como Camela, Pablo Alborán, Manuel Carrasco. A mi hermana y a mi más o menos lo mismo. Ella no suele escuchar nada de reggaetón a diferencia de mí. Le gusta mas el pop ya sea en español o en inglés. En eso coincidimos. Cuando vamos en el coche es un agobio porque uno quiere un tipo de música, a otro le gusta una que estaba sonando en una emisora…

 

Siempre que puedo en cualquier momento del día, intento escuchar algo de música. Ya sea andando, haciendo la tarea o en la ducha, donde no puede faltar mi altavoz con mi playlist de Spotify. Me ayuda bastante a olvidarme de los posibles problemas que pueda tener.

 

También pienso que la música conecta las personas mucho, ya sea en conciertos o en discotecas. En general da felicidad y transmite muchos sentimientos a las personas. Hace varios años fui a un concierto con mi madre y con mi hermana. Me encantó la sensación que nos hizo sentir ese artista porque nos hizo remover algún que otro sentimiento. Yo no me emocioné, pero ellas dos sí. A mí me hubiera gustado tener una voz muy buena para poder transmitir esas sensaciones a las personas que pagan una entrada para verte cantar.





 

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